viernes, 5 de septiembre de 2008

El Kavanagh

Ciudad: Buenos Aires
Nombre: Edificio Kavanagh
Altura: 120 m
Número de pisos: 29
Barrio: Retiro - Florida 1065
Usos: Residencial
Estilo: Racionalista
Arquitecto/s: Sanchez, Lagos y De la Torre
Fecha de construcción: 1936
Superficie del terreno: 2400 m2
Superficie construida: 28000 m2
Para situarnos en la vista satelital.
En azul Palacio Anchorena, actualmente Palacio San Martin sede Ceremonial de la Cancillería.
En amarillo la Basílica del Santísimo Sacramento.
En rojo Edificio Kavanagh
En medio de este tríptico tenemos la Plaza San Martin
El monumento más importante de la Plaza San Martin es el que recuerda al Libertador General José de San Martín (1778-1850). Erigido en 1862, es obra del escultor francés Louis-Joseph Daumas y es el monumento ecuestre más antiguo de la Argentina. Con su mano señala la Cordillera de los Andes, ruta de su gesta libertadora.
La Plaza San Martín es, tal vez, una de las areas de la ciudad que más transformaciones sufrieron en los últimos cuatro siglos. Hasta fines del siglo XVII la zona era conocida como "El Retiro", pues allí un monje instala su ermita. A principios del siglo XVIII fue mercado y deposito de esclavos; en 1800 se construyó la segunda y última Plaza de Toros que tuvo Buenos Aires, que funcionó hasta la prohibición de las corridas en 1819. Posteriormente albergaría al Regimiento de Granaderos a Caballo del General San Martín, hasta que a finales del siglo XIX comenzó a perfilarse el paisaje definitivo de la plaza y su entorno.

Destacan en la plaza sus árboles añosos; palos borrachos, jacarandas, magnolias y gomeros, y los elegantes edificios que la rodean construidos en la primera década del siglo XX.
Bajando la barranca nos encontramos con el Monumento a los caídos en las Malvinas, cenotafio erigido en honor a los caídos en la Guerra de las Malvinas. Situado en el sector de la plaza que da hacia la Avenida del Libertador, está formado por 25 placas de mármol negro con los nombres de los 649 combatientes caídos en la guerra acontecida en 1982. Todas las mañanas, a las 8 en punto, puede observarse el izamiento de la bandera argentina.

Al fondo el Kavanagh, el edifício que nos ocupa, para explicar la historia de este insigne edificio nos tenemos que remontar a la primera parte del siglo XX. Esta es la historia de dos familias enfrentadas. Los Anchorena, que vivían en el actual Palacio San Martín, sede de la chancillería Argentina, con 150 sirvientes. Y los Kavanagh, adinerados, aunque no patricios. Puede el mal de amores llegar a la arquitectura? ¿Es cierto que el que fuera el mayor edificio de Sudamérica nació de una revancha sentimental?. Cuenta la leyenda que a principios de la década del 30, uno de los Anchorena se enamoró perdidamente de Corina Kavanagh. Esto fue terminantemente prohibido por Doña Mercedes Castellanos de Anchorena simplemente por una cuestión de linaje.

Doña Mercedes Castellanos de Anchorena

Los dos enamorados se encontraban en cada esquina de la Ciudad sin que sus familias lo supiesen hasta que el joven Anchorena se lo comunicó a sus padres, negándose ellos rotundamente al romance. Fue entonces cuando Corina Kavanagh, prisionera de su ira, resolvió llevar a cabo una "venganza" rápida y que dejaría empequeñecida la obra que tanto se enorgullecían la Familia Anchorena por ese entonces: la Iglesia del Santísimo Sacramento que ellos habian construido con la idea de anexionarla a un futuro palacio que pensaban construir en un lote de terreno que había al lado y de esta manera el templo se convirtiera en el sepulcro familiar al lado de su palacio.

Fue así que quizás como resarcimiento, Corina Kavanagh aprovechando un viaje de su archienemiga Anchorena a Europa, se adelantara a la compra del lugar, para lograr su cometido, vendió tres estancias que poseía en Venado Tuerto y de esta manera poder comprar el lote donde los Anchorena pensaban construir su nueva mansión.
Pone en manos dicho lote a los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María De la Torre para que le construyan el edificio, cuya entrada principal se encuentra en Florida 1065, pero con la única permisa que tapara lo maximo la basílica y de esta manera no la pudieran ver los Anchorena desde su palacio.
Mito o realidad, lo cierto es que para observar la bella fachada de la iglesia, la única alternativa es pararse en el pasaje Corina Kavanagh, que también pertenece al edificio. La supuesta venganza había sido consumada.

El Edificio Kavanagh fue inaugurado el 3 de enero de 1936 y, por aquella época, se convirtió en el rascacielos más alto de Latinoamérica con una altura de 120 metros . Su estructura de hormigón armado, la más grande del mundo por aquel entonces,fue proyectada por los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis de la Torre y construido en el tiempo récord de 14 meses. Cuenta con 33 pisos, subsuelo y azotea. Cada uno de los 113 departamentos tiene distintas comodidades y entrada privada. Los 13 ascensores, las 5 entradas independientes, las 5 escaleras locales en la planta baja y el estacionamiento resultaron una verdadera novedad para la época. De estilo racionalista, corriente tradicional de la década del 30, ofrece comodidades como gimnasio, pileta, talleres de lavado y planchado, cámara frigorífica para pieles y alfombras, sistema telefónico central, depósitos de seguridad y aire acondicionado central, lo que refleja un estilo de vida al que muy pocos podían acceder.


Tiene también 6 locales, en estos locales está prohibido poner comercios de comestibles, bares ni confiterías y dentro de las viviendas no se puede poner oficina alguna, por que quiere mantener esa tranquilidad casi absoluta que lo identifica, es por eso que tampoco se permiten reuniones en los pasillos y las habitaciones tienen un sistema especial en los techos y los pisos que impiden la propagación de los ruidos. Una maravilla estando construido en pleno centro del bullicio de la ciudad.
Al edificio siempre lo habitaron grandes diplomáticos, políticos y personas de destacados apellidos. El personal del edificio aparentemente no se podía quejar con los sueldos, tanto es así, que por muchos años hubo un deshollinador que con los ingresos que producía su tarea, llevaba una vida lujosa que incluía periódicos viajes a Europa.
Su edificación fue muy importante por romper con las molduras establecidas por la época, pero además si observamos un poco, nos damos cuenta de que está orientado como una gran barco con la proa hacia el río, o sea hacia el este, el hermoso amanecer de la ciudad, un espectáculo que pocos vecinos de Bs. As pueden disfrutar.

Una curiosidad: el Kavanagh no tiene portero eléctrico. Como si se tratara de un hotel, todas las personas ajenas al edificio deben anunciarse en recepción, e inmediatamente se les avisa, vía telefónica, a los copropietarios. Tampoco tiene garage. Es que cuando se construyó, en 1936, todavía se estacionaban los carruajes sobre las aceras.

1 comentarios:

Blogger Unknown ha dicho...

Un placer leer tu crónica, realmente es apasionante ...las historias de vida, de amores y de odios, Buenos Aires tiene ese encanto y misterio, la pasión se percibe en el aire cuando recorres sus calles. Tu relato es espléndido y esclarecedor, no muchos saben esta historia tan curiosa- Felicitaciones!
Susana Argentina Buenos Aires

6 de septiembre de 2008, 6:10  

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