Avenida Alvear Buenos Aires

La Avenida Alvear es la avenida de mas lujo de todo Buenos Aires, esta avenida fue trazada en 1885 por iniciativa del intendente Torcuato de Alvear y fue llamada en un principio “Bella Vista”. Nace frente al monumento al Dr. Carlos Pellegrini en la Plaza que lleva su nombre y termina en el monumento erigido en homenaje al intendente Torcuato de Alvear. Está conformada por importantes mansiones y aristocráticas residencias entre las que se destacan el Palacio Alzaga Unzué (hoy convertido en el Hotel Four Seasons), los Palacios de Pereda (hoy residencia del embajador de Brasil), y la mansión de doña Concepción Unzué de Cásares (hoy el Jockey Club de Buenos Aires). Allí se encuentran las principales casas de moda de los más renombrados diseñadores, y las más importantes joyerías locales con artículos tan lujosos como exclusivos. Glamour, distinción, elegancia y mucho charme es el clima que se respira en esta exclusiva Avenida de Buenos Aires.

Exposicion en la calle, esta iniciativa busca unir el arte, la solidaridad y el deporte. El proyecto consiste en la exposición y el posterior remate a total beneficio del Hospital Fernández, de treinta esculturas de caballos de polo intervenidos por destacados artistas como Edgardo Giménez, Carolina Antoniadis, Martiniano Arce, Marino Santa María, Eduardo Pla, Analía Werthein y Febe Defelipe, entre otros.
Además de quienes de los artistas mencionadso, se invitaron a pintores especializados en el tema del polo, como Alejandro Moy, Claudia Lucini, Gimena Ferrari y Silvana Commendatore. Entre el 15 de noviembre y el 6 de diciembre los caballos estarán expuestos en un circuito integrado por Av. Alvear, la calle Arroyo y la Recova de Posadas.
La subasta tendrá lugar el 9 de diciembre, en Tango Porteño, en el marco de una cena show para mas de 400 invitados. El 100% de lo que se recaude en el remate se destinará a la Fundación del Hospital Dr. Juan Manuel Fernández.
El evento cuenta con el auspicio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de La Martina.

La plaza donde se erige el monumento al intendente Torcuato de Alvear, final de la Avenida Alvear, pero sigamos con la exposicion de caballos.

Hotel Alvear,. Un verdadero Palacio, que abrió sus puertas en 1932

La residencia Lloubet de estilo Art Noveau ha sido remodelada actualmente y la ocupa la firma de moda Polo Ralph Laurent.


Palacete que perteneció a la familia Duhau, proyecto del arquitecto León Dourge, en Av. Alvear y Rodriguez Peña. Siguiendo las líneas arquitectónicas del academicismo francés, con detalles medievales e influencias renacentistas. Esta mansión pasó a la Familia Maguirre, propietarios hasta hoy.


Palacio Duhau, construido en la década de 1930 por el Arquitecto León Dourge, para la familia Duhau. Este palacete de fachada académica e influencia francesa en su arquitectura neoclásica, restaurado recientemente respetando su arquitectura original en su fachada, es la mansión del hotel Park Hyatt.

Palacio Harilaos de Olmos, palacete inaugurado en 1909 por la familia Fernandez-Anchorena, quienes ceden su uso al Presidente Marcelo T. de Alvear y su esposa, convertido así en Residencia Presidencial. A fines de 1920 la residencia fue comprada por Adelia María Harilaos de Olmos y donada al Vaticano. Actual sede de la Nunciatura Apostólica de Buenos Aires (Embajada del Vaticano).
Residencia Atucha, obra del arquitecto francés René Sergent por encargo del Sr Jorge Atucha, de sobrias líneas francesas que sobresale en la esquina de Av. Alvear y Arroyo, enfrente de la plaza Pellegrini y la embajada de Brasil.

De su cruce a 45 grados surge un espacio triangular donde se erigió una plaza en honor a Carlos Pellegrini. El monumento, obra del escultor francés Félix Coutan, fue inaugurado en 1914.

Justo al lado de imponente monumento a Don Carlos Pellegrini, encontramos esta idílica fuente con una paloma que contempla desde las alturas el parque que lo circunda.

Despues de casi recorrer toda esta avenida donde se juntan el glamour con el lujo de las mas importantes firmas del mundo, galerías de arte y ropa de alta costura, donde reconocidos diseñadores mundiales tienen sus locales, entre ellos Versace, Armani, Nina Ricci, Escada, Louis Vuitton, Bang & Olufsen, Kenzo, Ermenegildo Zegna, encuentro la otra cara de la dualidad humana, una mujer que según me contó era de San Antonio de Areco que su mansión era el manto de estrellas y como luz y calor, el sol.
Sentada en un banco de piedra, donde pasa el tiempo arreglando las pocas cosas que posee; cual viejecita de cuento intenta no molestar a sus opulentos vecinos que pasan a su lado sin siquiera verla, aunque no saben que ella tampoco los ve ya que tiene cataratas y casi no puede ver, pero a quien le importa, no es mas que un caido mas de nuestra sociedad.


Palacio Pereda, construido por Celedonio Pereda, proyecto de los arquitectos Louis Martin y Julio Dormal 1919-1936, inspirado en el Museo Jacquemart-André de París, sede de la embajada de Brasil en Buenos Aires desde 1943

El Palacio Ortiz Basualdo, sede de la Embajada de Francia en la Argentina. Diseñado en 1912 por el arquitecto francés Paul Pater, a quien se debe también el edificio del Tigre Club, para el matrimonio Ortiz Basualdo, la construcción del palacio se prolongó por varios años. En 1925, durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, cuando tanto el barrio como el país se hallaban en su apogeo, sirvió de residencia oficial al príncipe de Gales, quien supuestamente demostró su admiración por el refinado confort y la grandiosidad del edificio. Pero sería finalmente Francia quien tomaría posesión definitiva del palacio, al transformarlo en 1939 en sede de su embajada en Buenos Aires. A fines de la década del ’70 el edificio estuvo a punto de ser demolido junto a otras valiosas construcciones vecinas para terminar la apertura de la Avenida 9 de Julio. Afortunadamente se ha logrado revertir esta visión y tanto el edificio como parte de su entorno han sido preservados de su destrucción.

Justo pasando la calle encontramos una plaza con una curiosidad para cualquier catalan, una réplica de la fuente de Canaletas de Barcelona y en el muro de detras las cuatro barras catalanas medio desaparecidas por la hiedra que lo tapizan todo.